Iker Casillas tiene esta noche una nueva reválida. España se juega la vida y cualquier ayuda milagrosa será bienvenida.
De paso, el de Móstoles quiere enterrar otro día de esos que no se olvidan, el de Río el año pasado contra Brasil en la final de la Copa de Confederaciones. Fue la primera final que Iker perdió con la selección. Los dos goles de Fred y el de Neymar supusieron un duro varapalo para el capitán.
Con otro guardameta, se hubiera abierto el debate sobre un cambio en la portería. Pasó en la Eurocopa de 2000, cuando Molina cantó contra Noruega y Camacho lo sustituyó al siguiente partido por Cañizares.
Nada parecido sucederá esta vez. Del Bosque se ha cansado de repetirlo. "Iker no es como los demás". Ningún jugador español ha ganado lo que él. Pero del pasado no se vive.
A lo largo de sus casi 15 años en la élite, Casillas ha encajado en cinco partidos cinco o más goles
Zulema MIñana
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